Si algo destaca en la cultura brasileña es la riqueza y variedad de su música popular. Esta nació de la influencia de los sonidos provenientes de África y de Europa, más concretamente de los esclavos y de los portugueses que introdujeron en Brasil los instrumentos, los ritmos y los tonos melódicos que, con el tiempo, irían fraguando esa música popular que tan famosa se ha hecho.
Una de las aportaciones culturales más importantes y genuinas del país amazónico es su música popular, hoy conocida en el mundo entero. Pero, ¿cómo se ha formado y de dónde proviene este tipo de música? Los historiadores sitúan sus orígenes en los ritmos africanos, los elementos amerindios y la música ibérica, especialmente la portuguesa, que en el siglo XVII empezaron a conformar un estilo musical propio.
De especial importancia es la aportación africana, tanto en los ritmos como en los instrumentos que, con los años, se fueron introduciendo en Brasil. Los colonizadores y misioneros portugueses introdujeron en el país carioca los instrumentos europeos, el sentido tonal armónico y la música litúrgica de la Iglesia católica, de la que aún hoy se encuentran vestigios en la música popular.
Cuando en 1888 se abolió la esclavitud en Brasil, los afro-americanos protagonizaron una lenta y paulatina integración social, que posibilitó la influencia recíproca entre la música culta (ópera y religiosa) y la música que traían de África. El resultado se empezó a palpar ya en el siglo XX: surgieron nuevos estilos musicales como la bossa nova o la samba actual, como producto de las frecuentes reuniones de músicos aficionados que comenzaron a moldear una forma diferente de tocar y componer.
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