Gaudí
Gaudí es indiscutiblemente uno de los genios del arte del siglo XX. Su hacer se funde con su manera de entender la arquitectura como un arte integrador, simbólico y total dentro de un mundo natural.
La obra de Gaudí, como el movimiento modernista en el que se inscribe de forma original, se sitúa en el centro de las relaciones entre arte y técnica, artesanado e industria, ornamento y estructura, creación individualizada y serie, racionalidad constructiva y voluntad expresiva, estilos y nuevos lenguajes, urbanismo y domesticidad, etc., elementos que, en su conjunto, configuran las bases del diseño moderno.
Maestro del racionalismo constructivo y del funcionalismo, Gaudí fue un arquitecto que se preocupaba de todas y cada una de las partes de sus proyectos, de todos y cada uno de sus detalles. Sus formas crean un sentimiento, y es lo que pretenden: funcionan casi literariamente; pueden ser leídas como una poesía (o como una prosa) de lectura ascendente y descendente; pero que se puede leer también de izquierda a derecha y en profundidad. Gaudí encuentra su esencia en cada una de las formas que hacen el todo: no parece haber nada casual ni aleatorio en su obra; nada al azar, sino que conforma una unidad como su modelo: la naturaleza.
Su dominio de los oficios del mundo de la construcción — de la albañilería a la forja, pasando por la ebanistería — facilita su conocimiento y su manejo de los materiales, de las formas y de los colores. Su percepción de estos detalles y su filosofía natural son excepcionales y se puede decir que casi únicas en la historia de la arquitectura.
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